viernes, 21 de diciembre de 2012

FINAL DE CUENTAS, LOS MAYAS.

Por: Luz de María Muñoz.

La antigua civilización Maya nos ha dejado una rica herencia cultural que vale la pena conocer y el alboroto levantado por nuestros profundos miedos catastrofistas, es un muy  buen pretexto para ello.
Entonces nos preguntamos ¿Quiénes eran los Mayas?
Los mayas son un pueblo mesoamericano que alcanzó su mayor momento de esplendor entre el 300 d.C.  y el 900 d.C., tiempo que se conoce por los especialistas como “el periodo clásico”, tras el cual siguió un paulatino declive, pero no la extinción, ya que los mayas no sólo opusieron una feroz resistencia a la conquista española en 1521, sino que hoy en día sus descendientes continúan resguardando la herencia cultural mediante el lenguaje, la rica y elaborada vestimenta, la exquisita cocina y el bagaje de creencias y narraciones.
La zona cultural maya abarca aproximadamente 400,000 km² desde el río Grijalva hasta el valle del Ulúa en Honduras y al río Lempa de El Salvador. En la República Mexicana abarca los estados de Tabasco, Chiapas y Yucatán, así como los países de  Belice y Guatemala.  Fueron en tiempo prehispánico expertos astrónomos y matemáticos que plasmaron su forma de concebir el universo a través de la escritura. Conocían a la perfección el movimiento de los astros y gracias al uso del Cero, lograron uno de los calendarios más exactos de los tiempos antiguos. Pero la concepción del tiempo era distinta a como lo concebimos nosotros hoy en día. Independientemente de su sistema de cuentas, cuya base era vigesimal, el tiempo maya conjugaba lo religioso con la vida cotidiana, de modo que eran la misma cosa. Algo semejante ocurría con el tiempo pasado. No separaban lo mítico de los hechos reales y en sus estelas las legendarias dinastías tenían tanta importancia como los gobernantes de los que efectivamente tenemos evidencia, de modo que el pasado mítico era también el pasado histórico.
Aun así, se ha podido establecer que la fecha importante desde donde parten los relatos se sitúa alrededor de nuestro año 3114 antes de Cristo. A partir de ese año transcurría la era que concluye el 23 de Diciembre de 2012 o más exactamente, “el día 4 Ahaw-3 Kank’iin concluye el 13 Baktún”, según aparece mencionado en el  Monumento 6 de Tortuguero, en el Estado sureño de Tabasco en México. ¿Y esto qué significa?
De acuerdo con el calendario y con la cosmovisión maya, significaba solamente la conclusión de un ciclo. Porque para ellos el tiempo era cíclico y no lineal como nosotros lo concebimos. Dentro de la tradición judeo-cristiana partimos, o bien del momento de la Creación o bien del nacimiento de Cristo y nos dirigimos siempre hacia adelante para llegar a un “final” o a un  “tiempo final” donde tendrá lugar el juicio de Dios o el Armagedón… pero no volveremos a iniciar nuestra cuenta con la segunda venida de Dios, porque de acuerdo al credo católico, ese es precisamente, el fin de los tiempos.
De esta forma, considerar que los mayas profetizaron el fin del mundo con la mención de una fecha correspondiente a su cuenta-larga del tiempo, es sencillamente, tergiversar el testimonio documental (ya que la escritura en piedra es un documento histórico) y, como lo señala Erik Velázquez García, uno de los más importantes mayistas mexicanos y experto en escritura jeroglífica del pueblo maya, las interpretaciones que se han hecho de los testimonios mayas no son sino “extrapolaciones posmodernas al pasado mesoamericano, que nada tiene que ver con nuestros propios miedos, prejuicios, esperanzas o fantasías milenaristas, pues de hecho, la cultura maya poseía una visión del tiempo y del futuro completamente ajena a la nuestra”.
Finalmente, cabe hacer algunos comentarios adicionales: ni la cultura ni el calendario ni las estelas mayas hacen referencia a una destrucción catastrófica del mundo en estas fechas, porque para ellos el final del 13 Baktún significaba un nuevo comienzo y en todo caso, la concepción de una catástrofe tenía más bien la forma de una inundación, pues no compartían la idea del fuego como ente purificador de los pecados (ya que para eso practicaban el  autosacrificio). Así mismo, los mayas actuales tienen otras preocupaciones más urgentes y terrenales, como es la solución a sus problemas de educación, salud y empleo; las de recuperar el respeto y la dignidad de su pueblo, manteniendo su identidad y herencia cultural sin convertirse en producto turístico, entre otros pendientes.
Ya en 1994 desde Chiapas, los pueblos originarios dieron la voz de alarma para que recordáramos que es posible, dadas las condiciones de su pueblo y de muchos otros, que si no atendemos a sus reclamos a tiempo, existe el peligro de que ellos desaparezcan antes de que llegue cualquier fin del mundo. 


lunes, 10 de diciembre de 2012

DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS



Sin duda, una de las épocas más oscuras de la historia reciente de la humanidad fue la primera mitad del siglo XX, en donde nefastos personajes con discursos incendiarios de odio e intolerancia, sumieron al mundo en terribles guerras que atropellaron la  dignidad humana. Después de la Segunda Guerra Mundial, las naciones creyeron necesario establecer un código ético que sirviera como manifiesto para contrarrestar tanta barbarie y mediante el cual se rescataran y reconocieran los derechos inalienables e intrínsecos de la humanidad. Era necesario además que este manifiesto tuviera  alcance internacional. Con este propósito,  la Organización de las Naciones Unidas (ONU) constituyó una comisión integrada por destacadas personalidades para redactar la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El documento resultante es un  manifiesto de buena voluntad que fue aprobado por los países miembros. Y, a pesar de que la Declaración  carece de obligatoriedad y de fuerza vinculante, desde el primer momento se convirtió en  la hoja de ruta esencial  en el desarrollo de mecanismos de protección de los derechos humanos en el mundo, así como en la base y fundamento para la legislación interna de muchos países.

Hoy nos aterra pensar en la esclavitud, en la Inquisición, en los campos de concentración y en todos los horrores cometidos durante los procesos de colonización, cuyas múltiples violencias hacia los Derechos Humanos fueron legitimadas en el pasado por los estados. Hoy, gracias a que contamos con nuevos referentes éticos y con nuevos marcos legales, la sociedad ha aceptado la misión de resguardar la dignidad humana y señalar su vulneración como algo inadmisible para cualquier estado de derecho. Así, la fundamentación de los derechos humanos se encuentra consagrada en la Declaración Universal, pero la lucha por su defensa es una tarea permanente que compromete a todos los seres humanos.


Diana Buritica Pineda
10 Diciembre 2012



sábado, 10 de noviembre de 2012

Las tres Bogotá



Por: Nicolás Pernett

La historia va dejando capas encima de los objetos que toca. Los campos, edificios y personas que vemos todos los días esconden debajo de su apariencia siglos o milenios de eventos que, para bien o para mal, los han marcado. La ciudad de Bogotá no es la excepción a esta regla. La historia de la capital aparece con toda su fuerza y permanencia en casi todos los aspectos, físicos y culturales, de su entorno físico y humano. Para el que la observa de cerca, Bogotá no es una, es muchas, pero es principalmente tres, que se superponen en una misma ciudad esculpida por un pasado milenario.

La primera Bogotá que aún respira por debajo de las capas de cemento y de influencias extranjeras es la Bogotá indígena, la tierra que los Muiscas llamaban “Bacatá”, la fértil tierra de labranza, surcada de lagunas y nacimientos de agua de todo tipo. Ésta fue la primera Bogotá que existió, y aunque en la época prehispánica nunca existió en la Sabana Cundiboyacense una única ciudad que albergara tanta población y poder como Tenochtitlán o Cuzco en Centroamérica o Perú, sí hubo varios poblados desperdigados pero unificados bajo un Estado organizado bajo la influencia de los zipas y los zaques. Ese mundo antiguo, nacido del vientre de Bachué y de las enseñanzas de Bochica, todavía se adivina en los rasgos de tantos bogotanos y bogotanas que, a pesar de la vergüenza por nuestro pasado indígena que nos inculcó la colonización europea, no pueden negar sus rasgos afilados, anchos y hermosos, propios de los chibchas. 

Todavía los siglos de vida indígena están en los habitantes actuales, en sus juegos y bebidas, en sus supersticiones y temores mitológicos, en sus toponímicos y apellidos, y quién puede mirar los imponentes cerros orientales de la ciudad sin sentir el mismo asombro antiguo que debieron sentir los primeros pobladores de esta tierra. Esta primera Bogotá aún se mantiene, pero no sólo en la maravilla de sus ornamentos en oro, ni en la valoración de un pasado heroico del pueblo indígena vencido, sino en los millones de personas que aún caminan, sépanlo o no, quiéranlo o no, con sangre muisca entre las venas.

La segunda Bogotá es más conocida y valorada, es la Bogotá española, la “Santafé”  de herencia europea, que nos dejó una religión, un idioma y miles de comportamientos cotidianos. En ella está el arte y la cultura europea que se encuentran a cada paso de un barrio como La Candelaria, en ella están los mismos edificios y los mismos vicios administrativos del gobierno impuesto por la Corona española en la Nueva Granada, y en ella están los tonos pálidos de la piel y las inflexiones y expresiones del lenguaje que recuerdan a los habitantes de la Península Ibérica.

Todavía en la señorial Santafé, al igual que en la época de la Colonia, el mejor modo de movilidad social es a través de la “economía de las gracias”, en la que las maneras cortesanas y los amigos cercanos pueden llevar más lejos en la vida que el más grande de los talentos; y aún se vive las dos morales propias de las sociedades barrocas, que mientras en el día se declaran consagradas a las sagradas palabras y a las narraciones épicas, en lo oscuro acometen las más bajas pasiones y torcidas inclinaciones, propias de la más pícara de las novelas picarescas.  A pesar de que hace muy poco celebramos doscientos años de independencia política de España, lo cierto que es que en muchos aspectos de la vida cultural seguimos siendo tan españoles como los hijos de don Pelayo.

Y la última Bogotá que uno puede encontrar latiendo en la Bogotá de todos los días es la que puede llevar propiamente ese nombre, la mestiza, la multicultural, la internacional. Esta última ciudad es la más reciente, pues hasta hace algunas pocas décadas era muy difícil remontar las escarpadas montañas de los Andes para visitar la capital más incomunicada de América. Pero una vez se abrieron nuevas carreteras y rutas aéreas, a la ciudad empezaron a llegar gentes de todas partes. Primero fueron las familias provenientes de todas las regiones del país, que llegaron por oleadas a Bogotá, bien fuera huyendo de la violencia que desde hace tanto tiempo asola nuestros campos, o bien fuera buscando nuevas oportunidades para trabajar o para estudiar en el centro político y cultural del país.

También llegaron a ella los migrantes de todas partes del mundo, algunos se quedaron de por vida y otros llegaron a convertirse en trabajadores que hicieron tanto o más por la ciudad que los mismos nacionales. Estas nuevas corrientes migratorias han traído nuevos aires a la ciudad y ha relajado muchas de las costumbres que los antiguos “cachacos” veían como imposibles de cambiar. En la Bogotá multicultural se habla con todos los acentos y a veces en varios idiomas, y ya no escandaliza a nadie ver todos los rasgos y razas de la Tierra caminando por la Carrera Séptima.

Tres Bogotá distintas en una sola ciudad verdadera, tres momentos históricos entremezclados con el tiempo de vida de los casi ocho millones de habitantes actuales, tres antepasados y antepresentes que constituyen lo que Bogotá ha sido y será. Todos los que en ella vivimos tenemos algo de una de las tres, pero más probablemente seremos una mezcla de este triunvirato histórico y social que nos constituye.            

LO QUE EL MURO SE LLEVÓ



Por: Luz de María Muñoz.
Es muy probable que para las nuevas generaciones no alemanas,  oír hablar sobre la Caída del Muro de Berlín sea como hablar de la Segunda Guerra Mundial, de la Conquista española en América o de cualquier otro hecho histórico.  Aun cuando no han pasado sino apenas 23 años desde que sucedió, es pertinente recordar que ese jueves 9 de noviembre de 1989, el mundo entero contempló atónito cómo una muchedumbre incontenible arrancaba pedazos de lo que había sido por cerca de tres décadas, el ícono indiscutible de la polarización mundial entre dos bandos. El Muro de Berlín era la representación de la Guerra Fría, del choque político, económico y cultural entre el bloque capitalista y el socialista, pero más aún: era el símbolo de las profundas divisiones ideológicas que surgieron al término de la Segunda Guerra Mundial.

Desde que el muro se levantó de manera dramática en 1961, no sólo los alemanes y, concretamente los berlineses, sufrieron en carne propia las consecuencias del distanciamiento, la guerra sicológica y el permanente estado de tensión que generó una paranoia descontrolada de uno y otro lado, sino que esta polarización, esta concepción maniquea del mundo, dividido solamente entre buenos y malos, produjo una geopolítica que una vez caído el muro, se desbarató y cuyo reordenamiento no termina de cuajar.

Es decir, las consecuencias inmediatas de la caída del muro fueron, en primer lugar, la desaparición de la Unión Soviética y con ella, la del régimen socialista, pero a la larga representó el nacimiento de nuevas repúblicas que habían sido absorbidas por el bloque soviético, así como un desequilibrio económico que dejó al capitalismo sin antagonista y a sus anchas para obrar en la política mundial. Fue también motivo de otro tipo de conflictos en países que sin ser socialistas habían contado con el apoyo de la URSS, como sucedió con algunas naciones del Medio Oriente.

La necesidad de contar con algún tipo de freno a las políticas imperialistas de Estados Unidos incentivó la consolidación de la Unión Europea, que en 1992 celebró el Tratado de Masstricht con la finalidad de generar un bloque de naciones que equilibrara la situación. Otros tantos reacomodos hubo en América Latina y en el mundo quedaron apenas algunos bastiones comunistas como lo son aun Cuba y China.

Sin embargo,  de acuerdo con algunos historiadores,  la caída del Muro representó el fin abrupto de un convulso siglo XX. Así, lo que el Muro se llevó fue, a final de cuentas, un orden y una concepción del mundo que nuestros padres conocieron y que al romperse en 1989 dejó trozos con los cuales todavía hoy es difícil construir el futuro. 

viernes, 2 de noviembre de 2012

EL HALLOWEEN ENTRE NOSOTROS



EL HALLOWEEN ENTRE NOSOTROS


Por: Hist. Luz de María Muñoz.
En estos días, más que fuerzas extrañas u oscuras, se apodera de nosotros un ansia festiva y lúdica. Pensamos sobre cuál sería el mejor disfraz para este año y poco a poco nos embarga una sensación de euforia. Salir a la calle transformados para dejar escapar al estrés, hacer bulla, reir… y el 31 de octubre,  “víspera del Día de Todos los Santos”, mejor conocida como  Halloween nos da la oportunidad ideal. Lo curioso es que, a pesar de todas las múltiples transformaciones que esta celebración ha tenido desde sus orígenes, así como del fenómeno de comercialización de que ha sido objeto en las décadas recientes, el Halloween conserva el elemento de bullicio que tuvo en un inicio.
Los antiguos celtas celebraban en la noche del 31 de octubre una importante fiesta llamada Samhain con la que marcaban el inicio del año nuevo y hacían un balance de los abastecimientos de alimentos y ganado que les ayudarían a sobrevivir el crudo invierno, pero también era una ceremonia en donde se buscaba ahuyentar a los espíritus malignos que en aquél día lograban cruzar la dimensión que los separaba de los vivos. La relación con los muertos deriva posiblemente del hecho de que para los pueblos nórdicos de Europa, el invierno podía traer la muerte para los miembros más débiles de la comunidad, como niños, enfermos o ancianos. El invierno es también el periodo de mayor oscuridad en aquellas latitudes. Los días se acortan y no sólo no hay vegetación disponible, sino que la luz solar es débil y corta. De esta forma, los druidas o sacerdotes celtas encendían enormes hogueras y la gente bailaba y gritaba ataviada con vestidos de pieles y máscaras de animales feroces, haciendo mucho ruido para confundir a los espíritus y alejarlos.
Posteriormente, con la llegada de los romanos, la fiesta del Samhain se fusionó con la fiesta romana de la cosecha, patrocinada por Pomona, la diosa de los frutos. Pero una vez que el cristianismo llegó, las fiestas paganas debieron transformarse una vez más. Así, el clero no pudo eliminar esta antigua celebración, pues se mantenía muy arraigada entre los pueblos que se estaban convirtiendo a la nueva religión. Decidieron entonces trasladar la celebración del Día de Todos los Santos al 1 de noviembre y el 31 de octubre se mantuvo como “la víspera”, de donde viene su nombre: All Hallows Even. Fueron los irlandeses, quienes por su origen celta conservaron con mayor cercanía los elementos primigenios de la fiesta original, aunque ahora con un sesgo cristiano y la celebraron desde entonces.
Entre 1840 y 1845 hubo en Irlanda una gran hambruna que obligó a millones de personas a migrar hacia otros países. Muchos llegaron a Estados Unidos y a través de ellos, la celebración del Halloween. La popularidad del Halloween en Estados Unidos se dio durante los años veinte del siglo pasado y su impacto internacional, a partir de la década de 1980 cuando las películas de terror invadieron las salas de cine del mundo.
En resumen y a manera de reflexión,  podríamos decir  que la presencia de esta fiesta entre nosotros, colombianos y latinos, además de ser el pretexto ideal para desplegar nuestra creatividad con disfraces, fiestas y actividades para los niños, el Halloween es también una forma de conjurar nuestros miedos más profundos. Aprovechemos entonces la ocasión para unirnos a esta catarsis colectiva, alejar a los espíritus que nos inquietan y en cambio, recordar a los seres amados que nos han dejado, cerrando un periodo e iniciando uno nuevo, liberados del miedo al cambio, a  lo desconocido, a lo diferente y sobre todo, liberados del miedo al encuentro con nuestro prójimo. 

lunes, 22 de octubre de 2012

El pasado miércoles 17 de octubre, Diana Uribe y  la  Casa de la Historia tuvieron el honor de inaugurar la exposición del maestro Juan Manuel Lugo  JUSTICIA, DIBUJOS  E INFINITO, realizada como apoyo a la labor del colectivo de mujeres abogadas CIJusticia, que trabaja por la defensa del Derecho de Género.  Las obras son dibujos que abordan el tema desde la perspectiva artística, como una reflexión en la que se protesta y se convoca a la transformación de la mentalidad colectiva. 


Es famosa la frase de Albert Einstein que afirma que el Universo y la estupidez humana son infinitos, aunque del primero él no esté tan seguro. Quizá al gran sabio le faltó añadir que también es infinita la capacidad humana para obrar el mal. Aunque, viéndolo bien, esa capacidad maléfica sea tal vez la forma más extrema de la estupidez y la que acarrea las consecuencias más nefastas.
Esta reflexión viene a cuento frente a las imágenes desgarradoras de esas mujeres víctimas de la atroz modalidad delictiva de los atentados con ácido, un crimen particularmente infame que, sin llegar a matar a las personas, les produce dolores inenarrables y les deja deformaciones monstruosas en el rostro y demás segmentos corporales afectados, lesiones que son más o menos irreversibles según el poder y la concentración de las sustancias utilizadas por los agresores.
A ese dolor se suma el desamparo legal en el que queda la mayoría de las víctimas, en general mujeres de escasos recursos que deben enfrentarse, como si fuera poco, a los vericuetos kafkianos de una legislación nacional que lleva la impronta de siglos de un machismo cerrero y que en pleno siglo XXI apenas si da muestras de estar evolucionando hacia instancias más  humanistas, gracias en buena parte a la acción de movimientos feministas tenaces, empeñados en que se haga realidad una justicia que nos abarque a todos y a todas. Uno de estos grupos es la Corporación CIJUSTICIA, colectivo de mujeres abogadas que promueve la plena vigencia en Colombia del Derecho de Género, dedicándose a defender a las víctimas de los maltratos y de la violencia sexista y a impulsar los avances jurídicos del conjunto de la población femenina.
Esa violencia de género, sumada a ciertos hábitos inveterados de maltrato infantil en nuestra sociedad, son factores que van en contravía de las posibilidades de arraigo de la paz y deberían ser tenidos en cuenta por los negociadores de las facciones enfrentadas, así estén al margen de las clasificaciones políticas convencionales. Por iniciativas así es que propende CIJUSTICIA.
Una feliz coincidencia permite que la presente exposición de dibujos en apoyo a las labores de CIJUSTICIA tenga como escenario la CASA DE LA HISTORIA DIANA URIBE institución que – dicho sea de paso – cuenta con otras dos colaboradoras del mismo nombre, conformando  la mayor concentración de DIANAS bajo un mismo techo en muchos kilómetros a la redonda, lo que redunda en mayor honor y gloria de la diosa cazadora, quien en las mitologías romana y griega   (en la que se llama Artemisa) es a la vez una deidad protectora de la naturaleza y una olímpica auspiciadora de partos exitosos.

JUAN MANUEL LUGO
Octubre de 2012





Esta exposición permanecerá abierta al público hasta el 31 de octubre.

martes, 16 de octubre de 2012

REFLEXIONANDO SOBRE EL 12 DE OCTUBRE





Por: Hist. Luz de María Muñoz.

El 12 de Octubre, día en que por toda Latinoamérica recordamos la llegada de Cristóbal Colón a nuestro continente, resulta ser un pretexto ideal para reflexionar sobre varios aspectos de nuestra identidad. A pesar del tiempo y de los avatares de las naciones latinoamericanas, sigue siendo pertinente preguntarnos ¿quiénes somos?

Somos latinos, somos mestizos y compartimos a lo largo y ancho de nuestra inmensa tierra patrones culturales y herencias milenarias que muy a menudo pasamos por alto o pretendemos ignorar. En América Latina somos también diversos y la fuente de nuestro mestizaje no fue solamente resultado del encuentro entre los españoles y los indígenas, pues no debemos olvidar que si nuestra realidad está llena de ritmos y colores es también gracias a la presencia africana.

La génesis de nuestro ser diverso y único; exuberante y parco está situado en ese lejano momento cuando las naves del almirante avistaron tierra firme en 1492. Lo que siguió a ese momento fue un parto doloroso y lento. El encontronazo de las antiguas grandes civilizaciones azteca e inca contra el ataque español retumba todavía entre nosotros como la onda expansiva de una gran explosión. Sus consecuencias aún nos conflictuan y al cuestionarnos sobre quiénes somos, todavía miramos con inercia irresistible hacia Europa,  hacia el pasado indígena, hacia África… buscamos la explicación y las razones en la distancia, en el tiempo, en lontananza pero ¿y si estuviera dentro de nosotros mismos?

Muchas veces hemos sentido que los sistemas políticos y económicos en los que nuestras naciones se aventuraron una vez que lograron la independencia fueron como un vestido que quedaba mal puesto y apretado. El convulso siglo XIX dio cuenta de ello. Luego vino el siglo XX con su vorágine de industrialización y desarrollo, crecimiento demográfico y dinámicas económicas mundiales que no daban tregua. América, simultáneamente joven y vieja, como la llama William Ospina, se esforzaba en una loca carrera por alcanzar sueños capitalistas que se truncaban cada vez ante las crisis, las revoluciones, los golpes de estado, la burocracia, las guerrillas… Hoy enfrentamos nuevos retos, América Latina es la esperanza económica y el lugar hacia donde giran los reflectores internacionales en vista de la crisis por la que atraviesa el viejo continente. Y estamos ansiosos: Brasil, Colombia, México, calientan motores para arrancar con nuevo impulso hacia la conquista del auge económico en medio de la coyuntura política que representa el debilitamiento de las grandes potencias mundiales. Sin embargo, los múltiples pendientes sociales dificultan el despegue.

Cabría hacer entonces una pequeña pausareflexiva para mirar y para escuchar qué nos dicen esos conflictos no resueltos, esa resistencia tenaz de comunidades alejadas que parecen gritar en el desierto; esos jóvenes que marchan por las calles ¿qué nos dicen?

En 1994 en México el levantamiento de los indígenas del estado de Chiapas dieron la voz de alarma ante la aplastante andanada de políticas neoliberales que amenazaban una vez más con destruir su mundo. Ellos estaban ahí desde hacía siglos enteros, sobreviviendo siempre al margen de sistemas económicos y políticos impuestos desde perspectivas ajenas a la suya. Y no buscaban sino que se les tomara en cuenta y que el Estado cumpliera con sus obligaciones. Por un instante, la comunidad internacional los miró con extrañeza y oyó sus quejas. Pero al poco tiempo, ese mundo indígena volvió al silencio. Tal vez esperan, como según lo dicen sus tradiciones, que haya un cambio o una transformación de la conciencia, una nueva era en donde ellos y todos los grupos originarios que viven entre nosotros, recobren la voz que perdieron injustamente hace más de 500 años.

Por lo tanto, no está de más mirar hacia el pasado y recordar nuestra historia para tratar de dilucidar esta difícil cuestión que nos persigue desde entonces ¿quiénes somos? Pero sobre todo, ¿quiénes queremos ser?

viernes, 12 de octubre de 2012

ERIC HOBSBAWM




El pasado lunes 1º de Octubre se conoció la noticia sobre el fallecimiento de una de las figuras más importantes en el ámbito de la investigación histórica: Eric Hobsbawm, cuya muerte ocurrió en el Royal Free Hospital de Londres. Hobsbawm tenía 95 años y su cuerpo finalmente cedió ante los estragos de una neumonía que no pudo superar, a pesar de lo cual, conservó su gran lucidez hasta el último instante. A Hobsbawm lo despidieron su esposa Marlene, de origen vienés, sus tres hijos y sus muchos nietos, así como una legión de estudiantes e intelectuales que por todo el mundo lamentaron la partida de una de las mentes más brillantes del siglo pasado.

Nadie puede negar la influencia que sus obras han tenido respecto a la lectura del siglo XX. Ubicado en la vertiente de la escuela británica marxista, Hobsbawm observó y analizó los acontecimientos históricos y publicó estudios como The Age of Revolution : Europe 1789-1848, (1962), (titulada en español como La era de la revolución, Editorial Crítica, 2003, 1971); The Age of Capital, 1848-1875 (1975), (La era del capitalismo, Guadarrama, 1977); The Age of Empire (1987), (La era del Imperio, Crítica, 1998), Age of Extremes: the short twentieth century, 1914-1991 (1994) y con Terence Ranger, eds., The Invention of tradition, Cambridge University Press 1983.

Casa de la Historia ha querido hacer con esta nota un sentido homenaje al que ha sido para muchos el referente obligado cuando se trataba de interpretar procesos históricos complejos, particularmente los relacionados con la clase obrera, el capitalismo y los avatares del socialismo. A Hobsbawm, como testigo presencial de los momentos decisivos de la historia reciente mundial, le debemos por tanto, la herencia de un abundante legado de luz crítica y de rigurosa investigación.

Inolvidable Voz y Gran Artista





Casa de la Historia lamenta profundamente el fallecimiento de dos importantísimas figuras del ámbito cultural colombiano: el maestro Bernardo Hoyos, con su inolvidable voz y su saber enciclopédico y el escultor Edgar Negret, que nos deja un legado de obras artísticas de reconocimiento internacional. 

Ellos formaron parte de una generación de forjadores culturales cuya contribución admiramos y reconocemos, por lo que con esta breve nota Casa de la Historia les rinde un sentido homenaje en agradecimiento al trabajo de toda su vida.

jueves, 11 de octubre de 2012

La Puerta de la Paz Celestial (por Juan Diego Soler)




“Larga vida a la República Popular de la China”. “Larga vida a la Gran Unidad de las Gentes del Mundo”. Esa es la traducción de los caracteres en los muros a cada uno de los lados del retrato de Mao Zedong en la gran Puerta de la Paz Celestial en el corazón de Beijing.

Ante la mirada del retrato de Mao se extiende la Plaza Tiananmen. No hay tanques, tampoco hay estudiantes, pero la niebla es la misma que lava en gris las imágenes del estudiante impidiendo el paso de la columna de tanques durante las protestas de 1989. Me siento como un punto en medio del Universo ante la inmensidad de la plaza. Esta impresión es amplificada cuando me acerco a los edificios que flanquean la plaza y descubro que son inmensas moles de concreto con enormes escalinatas. 

En medio de la plaza se alza el obelisco a los Héroes Populares y al sur está el gran mausoleo de Mao Zedong donde se conserva el cuerpo preservado del bibliotecario que se convirtió en uno de los dirigentes más importantes y poderosos del siglo XX. La presencia física de Mao es aún poderosa. El retrato de Mao esta en todos los billetes, en los muros, en las mochilas, en los cuadernos y los llaveros que venden en las tiendas de recuerdos. Mi fascinación por ver frente a frente a Mao Zedong es enorme pero no tanto como la multitud de turistas que vienen de toda China a verle y que forma una fila que por su organización y movilidad me recuerda las filas para sacar el pasado judicial en el edificio del DAS.

Atravesando la puerta con el retrato de Mao y cruzando patios llenos de grupos de turistas exhaustos, llego directamente a la puerta del Meridiano que marca la entrada a la Ciudad Prohibida. La Ciudad Prohibida de Beijing es el complejo de palacios construidos unos 100 años antes del descubrimiento de América en donde el Emperador de China tuvo su residencia terrenal hasta 1924 y se llama así porque hacia falta el permiso del emperador para entrar o salir, lo cual la hacía prácticamente prohibida . 

No hacen falta mis palabras para describir lo que Bertolucci inmortalizó en las imágenes de El Último Emperador: esta tarde caminé en una fortaleza construida para ser la residencia de un dios en la tierra mientras afueras los problemas terrenales no daban espera. Aún hoy la Ciudad Prohibida es una isla en el tiempo y el espacio. Desde la colina que permite ver todo Beijing -cuando la niebla da una tregua- veo los techos dorados y los muros púrpura en medio del mar de edificios grises, avenidas congestionadas y aceras donde ejércitos de peatones a esta hora del día deben estar regresando a casa luego del trabajo.

viernes, 31 de agosto de 2012

Entrevista El Espectador: Colección Histórica Con Diana Uribe


Articulo tomado de El Espectador ver link
¿Cuál fue el primer paso para la realización de los ‘100 momentos que marcaron el mundo contemporáneo?Con El Espectador ya había tenido la experiencia honrosa de contar la historia de este periódico en sus 125 años. Después de ese afortunado encuentro, toda una investigación intensa, seguimos pensando que sería muy provechoso continuar con la idea de hacer cosas juntos, así que creamos esta colección con diez libros y diez cd.
¿Qué fue lo más difícil del proyecto?La génesis de realización del trabajo es lo más complejo, porque es lo que más tiempo toma.
¿Cuáles fueron los criterios para escoger los cien momentos?Todas las selecciones son arbitrarias y quien las hace es el que decide cómo. La idea fundamental de la obra es tomar cien momentos que expliquen cómo es el mundo actualmente, para que las nuevas generaciones entiendan que la historia es una construcción que la hacen los humanos y que las cosas se inventan, se crean, se piensan, y no estaban ahí desde siempre.
¿Cuáles temáticas se abordan en la colección?Hay de todo. Desde la invención del gramófono, pasando por el sintetizador y el iPad, pero también hay movimientos artísticos, así como el marco de las guerras mundiales. Son muchos eventos a los que tratamos de darle explicación. Por ejemplo, se establece cuándo se graba la voz humana y cuándo suceden las mayores crisis energéticas.
¿Cómo hizo para que todos los continentes quedaran representados?Se trata de que los cien momentos abarquen la totalidad del planeta para ver cómo es el mundo contemporáneo. Examinamos ahí tecnología, historia, política y cultura con todas las tribus urbanas y sus manifestaciones musicales, sin olvidar la ciencia.
¿Cuál es el punto de partida del mundo contemporáneo?Nuestro proyecto arranca desde 1880 y a partir de esa fecha seleccionamos los acontecimientos. Por eso alcanzamos a abarcar la abolición de la esclavitud en el continente en Brasil, pero también explicamos la crisis en Islandia y la Primavera Árabe.
¿Cómo fue la metodología de trabajo?La metodología es un trabajo en equipo, porque me encargo de toda la parte conceptual y soy la responsable de los audios del proyecto, pero aquí hay diferentes niveles de lectura y eso es lo que hace especial el contenido. Cada libro y cada cd tiene los hechos, es decir, lo que pasó concretamente, y eso viene acompañado de reflexiones, un análisis en torno a lo que significó el hecho, pero además hay recuadros con explicaciones históricas. Son relatos para diferentes tipos de público y eso se hace con un equipo muy bien coordinado.
¿Cómo estará organizada la entrega de la colección?Vamos a tener diez entregas y cada una de ellas contará diez hechos. Cada libro vendrán con audios con multiplicidad de voces, con música y una aproximación completa al mundo contemporáneo.
¿En la primera entrega qué podrán encontrar los lectores?Les voy a decir los tres primeros hechos: el fin de la esclavitud en Brasil, el surgimiento del cine desde los hermanos Lumière hasta la tecnología 3D y las Olimpiadas modernas. Ahí fue muy emocionante porque alcanzamos a incluir en el audio la medalla de oro para Colombia de Mariana Pajón. La gente lo va a sentir muy próximo porque encontrará sucesos ocurridos el mes pasado.
¿En esta colección cuál es el porcentaje de hechos que tocan a Colombia?Todos los hechos seleccionados son universales, pero en los recuadros tuvimos en cuenta la relación con Colombia. De esa manera el trabajo quedó bien complementado.
¿Cómo se definió cuánto espacio se le asignaría a cada hecho?Cuando se trabaja con impresos el historiador se acomoda a las páginas y a los caracteres que le dicen porque eso corresponde a la línea editorial del periódico. En el caso de los audios es distinto, porque cada hecho tiene su necesidad.
¿Qué es lo que más le gustó de este trabajo?Su carácter variado. En estos libros y cd se encuentra de todo. Hay muchos enfoques. Por ejemplo, aquí están las guerras mundiales, pero no son lo principal. Hay más hechos porque el mundo contemporáneo se compone de guerra y de paz, y por eso están Nelson Mandela y Martin Luther King. Aquí existe un esfuerzo de hacer una lectura integral del mundo.
¿Cuál era el hecho 101, ese que no alcanzó a clasificar?Me atrevería a decir que el desarrollo de lo que ha pasado en Siria.

viernes, 22 de junio de 2012

Estrenando Blog

Desde ahora tenemos un nuevo canal por el cual, opinar, conocer y participar de esta tu Casa de la Historia, Te damos la bienvenida a nuestro blog, con fotos, artículos, noticias, opiniones e invitaciones de todos nuestros eventos.

Gracias por seguirnos y ser parte.