lunes, 22 de octubre de 2012

El pasado miércoles 17 de octubre, Diana Uribe y  la  Casa de la Historia tuvieron el honor de inaugurar la exposición del maestro Juan Manuel Lugo  JUSTICIA, DIBUJOS  E INFINITO, realizada como apoyo a la labor del colectivo de mujeres abogadas CIJusticia, que trabaja por la defensa del Derecho de Género.  Las obras son dibujos que abordan el tema desde la perspectiva artística, como una reflexión en la que se protesta y se convoca a la transformación de la mentalidad colectiva. 


Es famosa la frase de Albert Einstein que afirma que el Universo y la estupidez humana son infinitos, aunque del primero él no esté tan seguro. Quizá al gran sabio le faltó añadir que también es infinita la capacidad humana para obrar el mal. Aunque, viéndolo bien, esa capacidad maléfica sea tal vez la forma más extrema de la estupidez y la que acarrea las consecuencias más nefastas.
Esta reflexión viene a cuento frente a las imágenes desgarradoras de esas mujeres víctimas de la atroz modalidad delictiva de los atentados con ácido, un crimen particularmente infame que, sin llegar a matar a las personas, les produce dolores inenarrables y les deja deformaciones monstruosas en el rostro y demás segmentos corporales afectados, lesiones que son más o menos irreversibles según el poder y la concentración de las sustancias utilizadas por los agresores.
A ese dolor se suma el desamparo legal en el que queda la mayoría de las víctimas, en general mujeres de escasos recursos que deben enfrentarse, como si fuera poco, a los vericuetos kafkianos de una legislación nacional que lleva la impronta de siglos de un machismo cerrero y que en pleno siglo XXI apenas si da muestras de estar evolucionando hacia instancias más  humanistas, gracias en buena parte a la acción de movimientos feministas tenaces, empeñados en que se haga realidad una justicia que nos abarque a todos y a todas. Uno de estos grupos es la Corporación CIJUSTICIA, colectivo de mujeres abogadas que promueve la plena vigencia en Colombia del Derecho de Género, dedicándose a defender a las víctimas de los maltratos y de la violencia sexista y a impulsar los avances jurídicos del conjunto de la población femenina.
Esa violencia de género, sumada a ciertos hábitos inveterados de maltrato infantil en nuestra sociedad, son factores que van en contravía de las posibilidades de arraigo de la paz y deberían ser tenidos en cuenta por los negociadores de las facciones enfrentadas, así estén al margen de las clasificaciones políticas convencionales. Por iniciativas así es que propende CIJUSTICIA.
Una feliz coincidencia permite que la presente exposición de dibujos en apoyo a las labores de CIJUSTICIA tenga como escenario la CASA DE LA HISTORIA DIANA URIBE institución que – dicho sea de paso – cuenta con otras dos colaboradoras del mismo nombre, conformando  la mayor concentración de DIANAS bajo un mismo techo en muchos kilómetros a la redonda, lo que redunda en mayor honor y gloria de la diosa cazadora, quien en las mitologías romana y griega   (en la que se llama Artemisa) es a la vez una deidad protectora de la naturaleza y una olímpica auspiciadora de partos exitosos.

JUAN MANUEL LUGO
Octubre de 2012





Esta exposición permanecerá abierta al público hasta el 31 de octubre.

martes, 16 de octubre de 2012

REFLEXIONANDO SOBRE EL 12 DE OCTUBRE





Por: Hist. Luz de María Muñoz.

El 12 de Octubre, día en que por toda Latinoamérica recordamos la llegada de Cristóbal Colón a nuestro continente, resulta ser un pretexto ideal para reflexionar sobre varios aspectos de nuestra identidad. A pesar del tiempo y de los avatares de las naciones latinoamericanas, sigue siendo pertinente preguntarnos ¿quiénes somos?

Somos latinos, somos mestizos y compartimos a lo largo y ancho de nuestra inmensa tierra patrones culturales y herencias milenarias que muy a menudo pasamos por alto o pretendemos ignorar. En América Latina somos también diversos y la fuente de nuestro mestizaje no fue solamente resultado del encuentro entre los españoles y los indígenas, pues no debemos olvidar que si nuestra realidad está llena de ritmos y colores es también gracias a la presencia africana.

La génesis de nuestro ser diverso y único; exuberante y parco está situado en ese lejano momento cuando las naves del almirante avistaron tierra firme en 1492. Lo que siguió a ese momento fue un parto doloroso y lento. El encontronazo de las antiguas grandes civilizaciones azteca e inca contra el ataque español retumba todavía entre nosotros como la onda expansiva de una gran explosión. Sus consecuencias aún nos conflictuan y al cuestionarnos sobre quiénes somos, todavía miramos con inercia irresistible hacia Europa,  hacia el pasado indígena, hacia África… buscamos la explicación y las razones en la distancia, en el tiempo, en lontananza pero ¿y si estuviera dentro de nosotros mismos?

Muchas veces hemos sentido que los sistemas políticos y económicos en los que nuestras naciones se aventuraron una vez que lograron la independencia fueron como un vestido que quedaba mal puesto y apretado. El convulso siglo XIX dio cuenta de ello. Luego vino el siglo XX con su vorágine de industrialización y desarrollo, crecimiento demográfico y dinámicas económicas mundiales que no daban tregua. América, simultáneamente joven y vieja, como la llama William Ospina, se esforzaba en una loca carrera por alcanzar sueños capitalistas que se truncaban cada vez ante las crisis, las revoluciones, los golpes de estado, la burocracia, las guerrillas… Hoy enfrentamos nuevos retos, América Latina es la esperanza económica y el lugar hacia donde giran los reflectores internacionales en vista de la crisis por la que atraviesa el viejo continente. Y estamos ansiosos: Brasil, Colombia, México, calientan motores para arrancar con nuevo impulso hacia la conquista del auge económico en medio de la coyuntura política que representa el debilitamiento de las grandes potencias mundiales. Sin embargo, los múltiples pendientes sociales dificultan el despegue.

Cabría hacer entonces una pequeña pausareflexiva para mirar y para escuchar qué nos dicen esos conflictos no resueltos, esa resistencia tenaz de comunidades alejadas que parecen gritar en el desierto; esos jóvenes que marchan por las calles ¿qué nos dicen?

En 1994 en México el levantamiento de los indígenas del estado de Chiapas dieron la voz de alarma ante la aplastante andanada de políticas neoliberales que amenazaban una vez más con destruir su mundo. Ellos estaban ahí desde hacía siglos enteros, sobreviviendo siempre al margen de sistemas económicos y políticos impuestos desde perspectivas ajenas a la suya. Y no buscaban sino que se les tomara en cuenta y que el Estado cumpliera con sus obligaciones. Por un instante, la comunidad internacional los miró con extrañeza y oyó sus quejas. Pero al poco tiempo, ese mundo indígena volvió al silencio. Tal vez esperan, como según lo dicen sus tradiciones, que haya un cambio o una transformación de la conciencia, una nueva era en donde ellos y todos los grupos originarios que viven entre nosotros, recobren la voz que perdieron injustamente hace más de 500 años.

Por lo tanto, no está de más mirar hacia el pasado y recordar nuestra historia para tratar de dilucidar esta difícil cuestión que nos persigue desde entonces ¿quiénes somos? Pero sobre todo, ¿quiénes queremos ser?

viernes, 12 de octubre de 2012

ERIC HOBSBAWM




El pasado lunes 1º de Octubre se conoció la noticia sobre el fallecimiento de una de las figuras más importantes en el ámbito de la investigación histórica: Eric Hobsbawm, cuya muerte ocurrió en el Royal Free Hospital de Londres. Hobsbawm tenía 95 años y su cuerpo finalmente cedió ante los estragos de una neumonía que no pudo superar, a pesar de lo cual, conservó su gran lucidez hasta el último instante. A Hobsbawm lo despidieron su esposa Marlene, de origen vienés, sus tres hijos y sus muchos nietos, así como una legión de estudiantes e intelectuales que por todo el mundo lamentaron la partida de una de las mentes más brillantes del siglo pasado.

Nadie puede negar la influencia que sus obras han tenido respecto a la lectura del siglo XX. Ubicado en la vertiente de la escuela británica marxista, Hobsbawm observó y analizó los acontecimientos históricos y publicó estudios como The Age of Revolution : Europe 1789-1848, (1962), (titulada en español como La era de la revolución, Editorial Crítica, 2003, 1971); The Age of Capital, 1848-1875 (1975), (La era del capitalismo, Guadarrama, 1977); The Age of Empire (1987), (La era del Imperio, Crítica, 1998), Age of Extremes: the short twentieth century, 1914-1991 (1994) y con Terence Ranger, eds., The Invention of tradition, Cambridge University Press 1983.

Casa de la Historia ha querido hacer con esta nota un sentido homenaje al que ha sido para muchos el referente obligado cuando se trataba de interpretar procesos históricos complejos, particularmente los relacionados con la clase obrera, el capitalismo y los avatares del socialismo. A Hobsbawm, como testigo presencial de los momentos decisivos de la historia reciente mundial, le debemos por tanto, la herencia de un abundante legado de luz crítica y de rigurosa investigación.

Inolvidable Voz y Gran Artista





Casa de la Historia lamenta profundamente el fallecimiento de dos importantísimas figuras del ámbito cultural colombiano: el maestro Bernardo Hoyos, con su inolvidable voz y su saber enciclopédico y el escultor Edgar Negret, que nos deja un legado de obras artísticas de reconocimiento internacional. 

Ellos formaron parte de una generación de forjadores culturales cuya contribución admiramos y reconocemos, por lo que con esta breve nota Casa de la Historia les rinde un sentido homenaje en agradecimiento al trabajo de toda su vida.

jueves, 11 de octubre de 2012

La Puerta de la Paz Celestial (por Juan Diego Soler)




“Larga vida a la República Popular de la China”. “Larga vida a la Gran Unidad de las Gentes del Mundo”. Esa es la traducción de los caracteres en los muros a cada uno de los lados del retrato de Mao Zedong en la gran Puerta de la Paz Celestial en el corazón de Beijing.

Ante la mirada del retrato de Mao se extiende la Plaza Tiananmen. No hay tanques, tampoco hay estudiantes, pero la niebla es la misma que lava en gris las imágenes del estudiante impidiendo el paso de la columna de tanques durante las protestas de 1989. Me siento como un punto en medio del Universo ante la inmensidad de la plaza. Esta impresión es amplificada cuando me acerco a los edificios que flanquean la plaza y descubro que son inmensas moles de concreto con enormes escalinatas. 

En medio de la plaza se alza el obelisco a los Héroes Populares y al sur está el gran mausoleo de Mao Zedong donde se conserva el cuerpo preservado del bibliotecario que se convirtió en uno de los dirigentes más importantes y poderosos del siglo XX. La presencia física de Mao es aún poderosa. El retrato de Mao esta en todos los billetes, en los muros, en las mochilas, en los cuadernos y los llaveros que venden en las tiendas de recuerdos. Mi fascinación por ver frente a frente a Mao Zedong es enorme pero no tanto como la multitud de turistas que vienen de toda China a verle y que forma una fila que por su organización y movilidad me recuerda las filas para sacar el pasado judicial en el edificio del DAS.

Atravesando la puerta con el retrato de Mao y cruzando patios llenos de grupos de turistas exhaustos, llego directamente a la puerta del Meridiano que marca la entrada a la Ciudad Prohibida. La Ciudad Prohibida de Beijing es el complejo de palacios construidos unos 100 años antes del descubrimiento de América en donde el Emperador de China tuvo su residencia terrenal hasta 1924 y se llama así porque hacia falta el permiso del emperador para entrar o salir, lo cual la hacía prácticamente prohibida . 

No hacen falta mis palabras para describir lo que Bertolucci inmortalizó en las imágenes de El Último Emperador: esta tarde caminé en una fortaleza construida para ser la residencia de un dios en la tierra mientras afueras los problemas terrenales no daban espera. Aún hoy la Ciudad Prohibida es una isla en el tiempo y el espacio. Desde la colina que permite ver todo Beijing -cuando la niebla da una tregua- veo los techos dorados y los muros púrpura en medio del mar de edificios grises, avenidas congestionadas y aceras donde ejércitos de peatones a esta hora del día deben estar regresando a casa luego del trabajo.