Como reconocimiento a
la larga lucha femenina por la defensa de sus derechos, iniciada desde finales
del siglo XIX, en 1975 la ONU decretó
oficialmente al día 8 de Marzo como Día Internacional de la Mujer. Esta fecha
recuerda además el trágico episodio ocurrido en 1908 en la fábrica Cotton
Textile Factory de Washington, cuando las obreras que trabajaban en condiciones
miserables se declararon en huelga para exigir mejoras laborales. En vez de
atender a sus demandas, las obreras fueron encerradas y el dueño prendió fuego a las instalaciones,
dando como resultado la muerte de más de cien mujeres que sólo querían trabajar
dignamente.
Más adelante, las
aceleradas transformaciones que tuvieron lugar en la segunda mitad del siglo XX
le dieron mayor resonancia a las movilizaciones de miles de mujeres en todo el
mundo, sin embargo, el tercer milenio nos alcanzó con grandes pendientes como
la erradicación de la violencia de género y la no-discriminación.
MOVIMIENTOS FEMINISTAS
DEL SIGLO XX
Las figuras femeninas que han luchado por los derechos de la
mujer a lo largo de la historia han sido muchas, pero fue en 1963 con la
publicación de la novela La Mística
Femenina (The Feminine Mystique) de Betty Friedan que los movimientos
feministas como los conocemos ahora tuvieron un poder real de transformación.
Las mujeres que impulsaron estos movimientos se veían a sí mismas como parte de
una sociedad para la cual eran invisibles, que insistía en no reconocerlas como
parte activa y fundamental. Desde las guerras mundiales, hicieron parte
esencial de la fuerza laboral que mantenía a las naciones a flote, pero la
aceptación de este hecho tardó mucho en llegar.
De esta forma, los movimientos feministas de los años sesenta
construyeron una base teórica que les dio el poder real de transformación que
por mucho tiempo buscaron. Entender y cuestionar las condiciones en las que
vivían de forma cotidiana las llevó a poner como centro de su reflexión a la
feminidad misma: aquello que significa ser mujer. De esta manera, las mujeres
abrieron la posibilidad de empoderarse de la construcción de su propio género,
a través de la constitución de su papel en la sociedad. Lograr esto significó
ser visibles incluso para ellas mismas, ver aquello de lo que eran capaces y,
en consecuencia, transformar su realidad.
El alcance de estas transformaciones empezó con el derecho a
condiciones laborales dignas e igual oportunidad con los hombres. Esto
garantizó una presencia mínima en el engranaje social, que permitió extender
sus exigencias y cambios a otros ámbitos, como el derecho a la educación, al
conocimiento, al voto, a la libertad y la decisión. En su expresión más
radical, el feminismo ha llegado a exigir que se le regrese a la mujer, en un
profundo sentido, su cuerpo y su sexualidad. El poder emancipatorio de los
movimientos feministas se expresa en la posibilidad que ahora tienen las
mujeres en gran parte del mundo de autodeterminar su propio destino.
Casa de la Historia
Veo que ahora las luchas de las mujeres, las más arduas, se dan en ellas mismas, nos enfrentamos a definir que si y que no es una mujer actual, dilemas entre feminidad, sensualidad, maternidad, profesionalismo. Qué es ser la mujer actual?
ResponderEliminar