Livingstone es considerado como
el “primer luchador por la libertad de África”, ya que denunció los maltratos que
sufría la población y condenó duramente la esclavitud, haciendo un llamado para
que se liberara al África de este mal, en un tiempo en que Inglaterra era
prácticamente la dueña del mundo.
Sus exploraciones y travesías por
el territorio africano son legendarias, así como su calidad humana y la misión
evangelizadora que llevó a cabo en la región. Livingstone participó también en
la búsqueda del nacimiento del río Nilo, cartografió enormes extensiones y
descubrió las Cataratas Victoria, a las que bautizó así en honor de la reina de
Inglaterra.
Por otro lado, Livingstone es sin
lugar a dudas uno de los pocos personajes blancos que conservan una amada
memoria entre los pueblos africanos que lo conocieron. Su paso por diferentes
ciudades ha dejado huella en nombres que se conservan como Blantyre y Livingstonia en Malaui, así como la ciudad de
Livingstone en Zambia. A la muerte del filántropo en 1873, Inglaterra reclamó
la repatriación del cuerpo para brindarle sepultura y honores en la Abadía de Westminster,
pero antes de que los restos de Livingstone partieran para siempre, los
africanos que lo acompañaron en sus últimos momentos sacaron el corazón de su
cuerpo y lo enterraron bajo un árbol, porque su corazón, decían, pertenecía a
África.