sábado, 10 de agosto de 2013

68 AÑOS DESPUÉS DE NAGASAKI.

El 9 de Agosto de 1945, hace 68 años, la Fuerza Aérea de Estados Unidos lanzó sobre la ciudad japonesa de Nagasaki la segunda bomba atómica en la historia de la humanidad. La explosión sobre población civil cobró instantáneamente la vida de al menos 70 000 personas y significó la capitulación inmediata de Japón, hecho que precipitó el fin de la II Guerra Mundial. Tres días antes había sido detonada la bomba de Hiroshima y ambas han quedado grabadas en el inconsciente mundial como el símbolo de la aniquilación total.
Desde entonces, Japón recuerda a sus miles de víctimas, pero también el mundo vuelve a cuestionarse sobre la peligrosidad del manejo inadecuado de la energía nuclear. Después de más de medio siglo de tragedias y tensiones, el tema de la utilización de la energía atómica sigue generando fascinación y horror, ya que es eficaz y letal al mismo tiempo. En esta dicotomía eterna lo único que se ha evidenciado es que la humanidad aún no está preparada para asegurar un uso responsable de esta energía. Hoy mismo, al llevarse a cabo la ceremonia en memoria de las víctimas de Nagasaki, el alcalde de esta ciudad nipona criticó severamente el hecho de que Japón evadió la firma de un compromiso internacional en el que, junto con otras 80 naciones, se comprometería a “no usar nunca más las armas nucleares”, justo en el momento en que tampoco se sabe exactamente qué deben hacer con un reducto de aguas contaminadas de radiación por el reciente accidente de la central nuclear de Fukushima.
De manera que, una vez más, la memoria de la destrucción nos debe servir para que nunca más la humanidad pase de nuevo por un episodio similar.
Desde la Casa de la Historia hacemos fuerza por la concientización del uso responsable y pacífico de la energía atómica, que como todos los adelantos técnicos y científicos, debe estar al servicio de la humanidad.


                                                                                        Luz de María Muñoz.